lunes, 15 de febrero de 2010

Nos verán como un destello


En torno a sus dos polos, creación y crítica, la literatura parece girar impasible en un movimiento perpetuo, a la vista de quienes asisten fascinados a su recurrente ciclo de ortos y ocasos, y a costa de quienes presos de esa iluminación fugaz padecen todos sus altibajos. Sus cabezas, en cuanto quedan alumbradas y veneradas por sus canas, sólo aspiran a caer en un opaco silencio. También queda su último destello, son palabras sombrías y amenazadas que confían salvar de ese ciclo voraz y con las que esperan alcanzar en las estrellas fijas un lugar para su memoria. El firmamento del futuro tendrá como el de antaño curiosos e intérpretes: niños que levantarán el dedo buscando colores, geómetras y augures triangulando posiciones, ese oscuro brillo que tanto trastorna a los amantes y el éter en que se ahogan los suspiros de los atormentados. Pero, ¿quién de ellos acogerá a su vuelta ese último mensaje que hoy vaga frío y obstinado camino de las estrellas?

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