miércoles, 31 de marzo de 2010

Falsas filantropías


Un biógrafo de Gustav Mahler, Henry-Louis de La Grange, califica a su mujer Alma de cruel y ofrece como prueba: «Le gustaba ayudar a la gente, pero sólo cuando la gente no la necesitaba». Acostumbrados a hacer del socorro una actitud incuestionable, sorprende traerlo a su punto menos inocente. En términos materiales ayudar a quien no lo necesita es un gesto inútil, incluso un despilfarro. Absortos en lo material y en lo gratuito del gesto, se nos olvida con facilidad la asimetría que genera. Como la iniciativa parte del que ayuda, ese gesto inútil es en realidad un modo sibilino y útil de colocar a la contraparte en inferioridad. La maniobra será tanto más humillante según sea el grado de asimetría y de publicidad logrados. La fórmula está sumamente extendida y las partes en cuestión pueden ser incluso países. De hecho es práctica de uso común en política internacional, y un modo habitual de desprestigiar o menoscabar gobiernos, con un coste final generalmente nulo.

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