jueves, 22 de abril de 2010

Opera prima


 Monsieur de la Poupelinière, Anónimo

La velada organizada por Madame de Créquy se celebró en pleno otoño en Maincy y en ella se interpretó, con el nombre de Concierto amoroso para flauta, la opera prima de un joven y prometedor músico bohemio. Al final de la misma, el apuesto solista se acercó a su espléndida anfitriona. Cuando quedaron a solas él le interrogó solícito:
—Madame, ¿cómo habéis visto el recitado de la flauta?—. A lo que Madame de Créquy respondió con amarga franqueza: —He visto la flauta como he visto la orquesta: sin apenas entusiasmo. Tan escasa andaba la primera de argumentos, que ha tenido la segunda que correr para darle colorido.
—Pero Madame— acertó a responder, —pensad que la partitura exigía enormes dotes.
—No tanto— replicó ella, —sólo que Vos señor creísteis que todo era cuestión de que se os diera brillo.
Calló el joven afligido, mientras la talluda dama le daba la espalda y se alejaba.


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