lunes, 12 de julio de 2010

Los ameláncolicos


Alguien pensó que lo del patriotismo constitucional se quedaba corto y optó por la directa, por el fanatismo patriótico. Unos visten el truco como magia blanca, con el encanto de los malabaristas pedales; a otros les puede el estado de fervor y lo intentan contagiar al resto como un acto solidario con el que reivindican la sana pedagogía política; y en último grado están los cínicos, los que tras abominar de los de fuera sin ningún miramiento, proclaman engallados los altos valores morales exhibidos por los suyos frente a la competencia. Las viejas y denostadas tribus de boina calada contemplan divertidas y asombradas los desmelenados furores que este año gasta la nueva tribu del graderío por hacerse con el patio y el mercado patriótico. Sin peroratas melancólicas, sin complejo de culpa, sin constitución que valga, el nuevo fanático nace por el precio de una camiseta, la roja.

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