viernes, 16 de julio de 2010

Poética y analítica


Ilya Ehrenburg

La solución poética tiene poca pegada, pero con el tiempo gana audiencia y multiplica sus efectos, aunque siempre a través de los intérpretes. Sin embargo, la solución analítica, de gran pegada inicial y de efecto directo, casi nunca admite un segundo intérprete. La resolución poética de problemas es siempre sugerente pero poco expeditiva, mientras que la analítica es tan fiable como cerrada en su expresión. Sólo un poeta simbolista de la vieja escuela se manejaría en ambos terrenos, pero es tal la tensión que les hemos visto soportar que, aun disponiendo de soluciones a los problemas generales, hablan con precaución, por temor a ser malinterpretados. Hubo un tiempo en que los más audaces, al llevar los problemas públicos a esa clave simbólica y formal, confundieron el compromiso personal que debía de servir de revulsivo a la sociedad con una solución de carácter normativo, lo que les animó a engrosar las filas de los poetas comisarios. En la ficción tenemos a Jaromil, el héroe de La vida está en otra parte de Kundera, pero en la realidad tenemos una larga lista en la que Ilya Ehrenburg sería uno de los más notorios. No debería extrañar tanto que la historia de los dirigentes con vena poética esté construida con políticas de escuadra y cartabón, y tampoco que los resultados en este  forzado encuadre poético-social no hayan estado nunca a la altura de los penosos sacrificios impuestos.

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