sábado, 7 de mayo de 2011

Sombras educativas



Buena parte del tiempo que pasamos en Internet lo dedicamos a hacer preguntas a los buscadores, pero seguramente nos abochornaría ver publicada toda esa batería de preguntas, ante el temor de que pudieran adivinarse con cierta claridad nuestras zonas de sombra. Hemos llegado con el ordenador a tal grado de complicidad, que nos lleva fácilmente —a unos más que a otros, habría que decir— por encima de nuestras inhibiciones y resortes defensivos. Habría mucho de lo que hablar sobre todo eso, pero ahora sólo quiero comentar algo a propósito de la más inocente de esas oscuridades, de la ignorancia. Solemos juzgarla como un mal menor, siempre y cuando no encuentre amigos en el descuido, la zafiedad y la ostentación. Uno puede ser indulgente con las inevitables lagunas, tolerante con los primeros errores y benévolo con las inocentes incoherencias, pero se indigna cuando da con esta pregunta en un rincón de la red:
«Que decia aristoteles hacerca dialogo.... porfa rapido que tengo entrega mañana gracias?»
Hace tiempo que crucé el Rubicón ortográfico, así que no podría ser ese el motivo de escándalo. Tampoco esa llamada coloquial a los colegas, que en ese tema malamente podrían ayudarle. Creo que lo que más me ha molestado de esa prueba de ignorancia ha sido su insolente exigencia y ese descarado empeño en salvar la cabeza sin llegar a ponerla a prueba. De todas formas la sorpresa no ha acabado ahí, porque hubo un buen samaritano que enlazando media docena de párrafos de la Wikipedia le resolvió el problema, y para ponerse nota lo firmó como Dr. Johnson.


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