miércoles, 3 de febrero de 2010

Los dineros del sistema


Tras una hora de espera, el jubilado llegó a la ventanilla de la Caja, recogió su parva paga y volvió emocionado sobre sus pasos siguiendo la larga cola. Le acompañaba su nieto, un chaval despierto pero que no parecía mostrar demasiado interés por todo aquello.

—Dejé aquí mi dinero hace ya unos años, y mira— le contaba sacando un billete de diez de una enorme cartera— todavía les quedaba algo.

—Abuelo, que eso es de jubilarse, de lo que paga el sistema— le respondió el muchacho con indulgencia. El hombre le miró con cara de repentina extrañeza.

—¿Qué sistema?— preguntó sorprendido, y sin recapacitar demasiado continuó —Bueno, da igual. Pues todavía le quedaba algo de lo mío a ese sistema.

Tan animado estaba con su dinero que a las puertas de la entidad la euforia pudo con él y el jubilado se vino abajo. No pudiendo hacer nada por evitarlo, el nieto trató de acomodarlo en el suelo, colocándole la cartera bajo la cabeza. Al verla, empezó a sentirse apremiado por una angustia tremenda.

—Vuelve luego y diles que te den todo lo que aún tienen mío ahí en el sistema— le pidió. Al momento, su rostro se quedó pálido, carente de expresión, como sin vida.

—Bien, ya les diré— añadió el nieto intentando reconfortarlo.

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