martes, 3 de agosto de 2010

Nudos mudos




Cuando el que escribe se exige brevedad sabe que no siempre alcanzará la claridad deseada y que muchas de sus expresiones sonarán enigmáticas. Hasta ahí la convicción, porque la duda está en que no sabe de antemano hacia dónde le llevan las palabras, si al claro o al enigma. Libremente se lanza a la escritura cogiendo aquí esta idea, allegándose más lejos a por aquella y suponiendo que la última, la más lejana, será el insustituible colofón. Al final, con la lectura, estira lentamente del cabo confiando que todas queden prendidas y ordenadas en la cuerda. Su sorpresa y decepción llega cuando algunas de las más perseguidas quedan atrapadas y ocultas en un complicado nudo. A pesar de que su repentina belleza consigue enmendar la sensación de torpeza, teme que a nadie interesen ya los caminos que ese nudo oculta.


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