domingo, 1 de agosto de 2010

Pena máxima


Pedir la pena de muerte es tanto como convertir en principio legal el instinto depredador. Paradojas del derecho natural. Más sencillo sería hacer declarar a los solicitantes, de su puño y letra, lo que está en su ánimo: «Queremos matar, que nadie venga y nos vengue, y menos regalar esas vidas inútiles».

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