No hace falta ser sabio ni experto para hacerse a la vida, otra cosa será que nos quede grande. Tampoco hay que dar demasiada cuerda a quienes pretenden haberle tomado su justa medida, por mucho que se adornen con saludables consejos a descarriados, por mucho que firmen un académico y muy completo manual de fugas. Nadie debería creer en los que nunca se fugaron, por más que posen con sus audaces experiencias, resumibles y resumidas en ese ‘Sal por la recta y correcta dirección’, capítulo único y fundamental en sus apasionantes vidas. Para hacerse a la vida no hace falta tamañas dotes, has de estar mejor a esos relámpagos que te visten repentinamente de luces, que te doctoran a deshoras, pero con autoridad inapelable en esos garitos y rincones por donde se anda a oscuras.
martes, 13 de abril de 2010
El sabio a oscuras
No hace falta ser sabio ni experto para hacerse a la vida, otra cosa será que nos quede grande. Tampoco hay que dar demasiada cuerda a quienes pretenden haberle tomado su justa medida, por mucho que se adornen con saludables consejos a descarriados, por mucho que firmen un académico y muy completo manual de fugas. Nadie debería creer en los que nunca se fugaron, por más que posen con sus audaces experiencias, resumibles y resumidas en ese ‘Sal por la recta y correcta dirección’, capítulo único y fundamental en sus apasionantes vidas. Para hacerse a la vida no hace falta tamañas dotes, has de estar mejor a esos relámpagos que te visten repentinamente de luces, que te doctoran a deshoras, pero con autoridad inapelable en esos garitos y rincones por donde se anda a oscuras.
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