sábado, 10 de abril de 2010

Obras son datos y ...



Para muchas personas habiendo datos están de más las razones, porque entienden que si se cuenta con los primeros es cuestión de tiempo encontrar el modo de avalar las segundas, sea cual sea el ámbito de conocimiento. Aun en crudo, los datos se asocian de manera tácita a la verdadera ciencia, mientras que las razones, por buenas que sean, pasan a pertenecer inevitablemente a la falsa retórica. A partir de aquí la primera conclusión es evidente: Si los datos valen como razones, la lógica sobra. Pensar más allá de las tablas numéricas es un argumento en sí mismo, que muchos aducimos para hacer ver que indagar no es recoger datos. Por escaso que sea el pensamiento que podamos derivar, la segunda conclusión es evidente: Para presentar resultados científicos no basta con reunir meros datos, hay que apoyarse en razones que contribuyan por lo menos a fijar unos objetivos. Hay quien cree también que aumentar o precisar los datos de los antecesores es propiamente una tarea científica. Y esto nos conduce a la tercera conclusión, porque esas ansias de precisión suponen en la práctica dejar al científico al nivel del instrumento que maneja, e incluso confundir la ciencia en la técnica.

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