sábado, 16 de octubre de 2010

Cenizas del clasicismo


El turco autómata del cuento de Hoffmann
Lo romántico como estilo propio no llegó de manera brusca, ni en literatura ni en música ni en las restantes artes, porque el impulso del clasicismo del XVIII tardó tiempo en apagarse. Que un compositor romántico como Franz Schubert pusiera música, entrado ya el siglo XIX, a textos de Pietro Metastasio refleja la pervivencia del estilo clásico, del canon que a través de la ópera italiana se había impuesto en el bel canto. Antes de que el propio Schubert, junto a Mendelssohn y Schumann entre otros, diera en el lied con un estilo cantante propiamente germánico, la tradición clásica italiana había sido frecuentada con mayor o menor fortuna.

En sus Vier canzonen publicadas en 1820, Schubert parece rendir tributo musical a un estilo que en los países germánicos comenzaba a declinar. No sólo los textos son italianos, sino que el título habla de canzonen y no de lieder, sin que esto signifique que su contenido carezca de novedades. Por un momento prestemos atención a la cuarta de ellas, con letra de Metastasio, la que dice


      Mio ben ricordati,                   Recuerda, mi bien,
      s'avvien ch'io mora:                si yo debo morir,
     quanto quest'anima                  cuánto te amó
     fedel t'amò.                            este alma fiel.
     E se pur amano                      
Y si aman incluso
     le fredde ceneri:                     las frías cenizas:
     nell'urna ancora                       aun en la urna
     t'adorerò.                               yo te amaré.

 

En el poema la factura lírica recuerda a la de algún aria de ópera -quizá de La clemenza di Tito mozartiana- y el tema resulta vagamente cercano al espíritu del incipiente romanticismo. A la letra le acompaña un fraseo musical no siempre bien avenido al italiano, pero dotado de una sobriedad y una profundidad que anuncian el rigor melódico de los lieder. No sabemos si fue el tema o cierta resonancia en las palabras lo que indujo a Schubert a escogerlo para ponerle música. Lo curioso es que este mismo poema fue también escogido por E.T.A. Hoffmann como pretexto musical en uno de sus cuentos, concretamente en Los autómatas publicado en 1814. En él una enigmática y bella muchacha entona esta canción en medio de presagios de muerte, que un autómata de feria anuncia a quien se ha hecho depositario y eco de la melodía. Con esos antecedentes literarios, acaso Schubert pretendiera hacer realidad el episodio contado por Hoffmann y lanzar a los vientos una canción cuyas posibilidades fatídicas quedaran ocultas en una sombría incógnita.


Mio ben ricordati, Vier Canzonen D 688/4, Franz Schubert
Cecilia Bartoli (mezzosoprano), Myung-Whun Chung (piano)
http://www.youtube.com/watch?v=cvY60R19TKQ


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