sábado, 17 de abril de 2010

Venga, una polka


No es fácil traer a colación una cita literaria, aunque sea algo bastante habitual, tanto al menos como maltraerla o maltratarla. Sin embargo, en el caso de la música, la cita parece que exige siempre un punto de osadía, en particular si eres un mero aficionado. No veo porqué, cuando la percepción musical es algo al alcance de todos, si el oído está en su sitio, y la opinión sobre lo escuchado es libre, ya sea uno un purista o un vulgar oyente. No debería haber, pues, más problema en la cita musical del que tiene la cita literaria. 

El tono del comentario a la cita musical depende fundamentalmente de lo que cada cual espere encontrar en la obra que escucha. Hay quien acude a recibir la lección del maestro, y la actitud es de recogimiento, arrobo o unción, según el grado de devoción. Hay otros que, por el contrario, van para pasar examen a los incautos intérpretes, a los que despellejan sin piedad ni miramiento, con la cabeza armada por una ejemplar interpretación que sirve de insuperable referencia. Y están, por no extenderme en otros tipos, los que esperan recobrar con el oído alguna sensación olvidada, algo directo, que no requiera de la entrega cuerpo a cuerpo, algo íntimo y vibrante, que remueva los sentidos, antes de ver apagarse el día.

Para hacer llegar esos saludables efectos, bien podría servir la siguiente polka del checo Bohuslav Martinu. Gastaré pocas palabras: Lo más llamativo de esta miniatura musical es su sigilosa entrada en ritmo y lo realmente chispeante es la variación temática y la progresiva aceleración de los ritmos posteriores. Forma parte de una colección de tres libros de polkas y estudios que compuso en verano de 1945 en Massachusetts, en plena euforia tras la reciente guerra. La pieza muestra mejor que otras la curiosa síntesis de una factura clásica, en concreto del impromptu pianístico, con maneras cercanas al jazz, asumido aquí con curiosidad, y los ecos omnipresentes y renovados del folklore centroeuropeo. A lo dicho, salud.


Polka en la mayor, Bohuslav Martinu
Piano R. Firkusny, BMG Music 1989


1 comentario:

Miguel Sánchez-Ostiz dijo...

Estás consiguiendo un blog de verdad memorable. Da gusto asomarse, porque ese es el sentido -y de Octavio Paz me acuerdo- del asomarse a ventanas que dan sobre paisajes que desconoces o cambiar la perspectiva y ver de otra forma los ya conocidos.