Con el porvenir bien a mano, como el que agarra un talismán o un candil, seguimos siendo ingenuamente jóvenes y sospechosamente ciegos.
viernes, 18 de junio de 2010
Pasados los cincuenta
Con el porvenir bien a mano, como el que agarra un talismán o un candil, seguimos siendo ingenuamente jóvenes y sospechosamente ciegos.
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