Tony Hayward, BP chief executive
En una reciente entrevista el Dr. William P. Carmot, de la Badomen University, afirma entusiasmado: «Lo bueno es que ahora, gracias a la tecnología disponible, podemos hacer un seguimiento exhaustivo de los desastres naturales y monitorizarlos como si fueran exactamente un espectáculo. A través de los medios de comunicación se puede decir que podemos ya verlo todo». Eso si no llega antes a nuestras puertas, añado.
«Gracias, por ejemplo» añade, «al Parallel Ocean Program (POP, «Programa del Océano Paralelo») podemos actualmente simular el comportamiento de los fluidos en la esfera terrestre. La aplicación ha venido al pelo para la monitorización del caso del vertido de petróleo de BP en el golfo de Mexico. De hecho el incidente ha permitido poner de manifiesto el increíble potencial de este colosal mecanismo de simulación. Hasta 250.000 horas de cálculos masivos se han empleado en predecir las posibles trayectorias del petróleo derramado». Por unas 100 que hubieran bastado para predecir el deficiente estado de las instalaciones en la plataforma accidentada, añado.
Llevado por estas emocionadas consideraciones, Carmot concluye: «La respuesta del sistema es de tal naturaleza que nos permite anunciar no sólo que el petróleo alcanzará lentamente las costas del Sur sino a qué velocidad lo hará en cada punto, y que llegará también a la propia corriente del Golfo, desde donde se distribuirá a unas 100 millas por hora por el vasto océano hasta los mares de la China». Nos venderán que propiamente no hubo un accidente, que fue un ensayo de los nuevos canales de distribución petrolera, añado.
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