El oficio de cantor o tañedor está hoy muy lejos del severo régimen al que se veían sometidos quienes por su talento musical, pero sin mejores relaciones y asistencias, se dedicaban a él en las capillas musicales de los cabildos. Entregados desde infantes por sus padres a la Iglesia ejercían primero como tiples o seises, después, al mudar la voz, como salmistas y finalmente como músicos cantores o instrumentistas. En toda esa carrera su quehacer, a ratos brillante y los más oscuro, seguía abierto al influjo y capricho de sochantres y obispos, cuyas ambiciones litúrgicas y también terrenales se compadecían mal con los parcos sueldos que repartían.
Catedral de La Plata (Bolivia) |
De Cochabamba a La Plata salió, abandonando en 1806 el abrigo de su casa, Manuel Zambrana. Hizo su entrada como tiple en la capilla de su catedral por sus dotes y dedicación. Al cabo de nueve años, cruzaba la pubertad sin dejar decaer su voz, ofreciendo como salmista incontables horas donde los diletantes músicos las regateaban. En una amarga y circunstanciada reclamación al Cabildo recuerda, pasados los años, cómo ha vivido «echando el bote, y sirviendo a todos los de la Santa Iglesia como un esclavo». Aunque le llega finalmente su promoción a cantor, ve quejoso cómo otros favoritos, sin mayor interés ni diligencia, obtienen rebajas y beneficios, mientras quedan para él los trabajos más sordos. Movido por ese desconsuelo hace un crudo retrato de sus años como cantor y declara: «hasta botar sangre del pecho serví en ese remo».
Breve fragmento del Dixit Dominus a 4 coros de Roque Ceruti (ca.1685-1760),
Album: Solemnes vísperas de San Juan Bautista (del archivo musical de la catedral de La Plata),
Ensemble Elyma, Ensemble Louis Berger y el Coro de Niños Cantores de Córdoba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario