Aquel 25 de julio de 1813, antes de que las tropas del mariscal Soult avanzaran con la intención de tomar las alturas pirenaicas visibles desde Urepel, el destacamento de la división de Cole, que el marqués de Wellington había apostado para vigilar los movimientos de las divisiones francesas allá abajo, en el valle de Alduides, había abandonado la posición. Ante el temor de verse sorprendido en medio de la niebla, había dejado atrás las trincheras y empalizadas levantadas en lo alto de la montaña, a cada lado del viejo camino entre Urepel y Burguete. La intención de Soult era clara, cruzar el Pirineo y continuar hacia el Sur para socorrer a la guarnición francesa del general Callan, que llevaba en Pamplona ya un mes asediada por la división inglesa del general Picton, mientras que la retirada de Wellington buscaba acumular fuerzas en el camino de Belate y la vía del Bidasoa con el fin de asegurar la presión sobre las plazas francesas de Pamplona y San Sebastián tras la derrota napoleónica en Vitoria. Fortificada posteriormente por Soult, esta posición de Lindus —ese es su nombre— es hoy una cima herbosa y despejada a 1.222 metros de altura, que fue convertida para uso militar en una amplia terraza cuadrada de unas 25 áreas y acotada en todo su perímetro con unas trincheras de unos 3 metros de desnivel. Desde ella se dominan todas las cotas cercanas y el inmediato collado de Lindus, por el que pasa uno de los muchos caminos que comunican las dos vertientes pirenaicas.
Posiciones iniciales y primeros movimientos en la batalla de los Pirineos (1813) |
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