Dämonen peinigen den Hl. Antonius(1520), Niklaus Manuel Deutsch Kunstmuseum Bern |
Difíciles son de explicar las tormentas del espíritu, pero poco se aprende de ellas cuando se les da como en este caso el mismo tratamiento que al martirio. Seguramente la pedagogía cristiana, que impregna estos cuadros de inicios del XVI, no era aún proclive a introspecciones y era más socorrido recurrir al ejemplar castigo físico, del que la Edad Media había dejado en pintura una amplia gama de registros. Si pensamos que las propias tentaciones de Jesús nunca tuvieron iconografía, si pensamos que el tormento interior era en la tradición bíblica una aflicción propia de profetas y endemoniados, no extrañará que falte una doctrina visual con la que mostrar al hombre interiormente desgarrado, al hombre que trasluce dudas, ansiedades, remordimientos... La fragilidad del solitario que en cada uno de nosotros habita no es la de este ermitaño impasible, la de este héroe estoico, que más parece humillado que dolorido ante el rapto de sus sentidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario