lunes, 10 de enero de 2011

Hubo juicio


—Dentro de la confusión que rodea aún el caso, hemos oído en boca de la testigo, partícipe además de los hechos, auténticas desmesuras que estamos obligados a confirmar. Por eso es crucial que describa su versión a este tribunal con algún detalle. Y aprovecho para recordarle su sagrado juramento.
—Pues verá. Hubo palabras amables, gestos de cariño, creciente efusión entre besos y abrazos, escarceos por los pliegues, intenso roce y estremecimiento, un galope turbador, y un final entre la precipitación y la locura.
—¿Hubo entrega?
Absoluta.
—¿Hubo goce?
Mutuo.
—¿Hubo algún acuerdo, quizá económico, que deba conocer esta sala?
Sólo repetirlo para volver a gratificarnos, pero ese día ya no hubo más, señoría.
—¿Sabe a qué se enfrenta?
Creo que sí, pero nada temo; confío que su veredicto sea justo y soportable.
—Pues bien, este tribunal considera de justicia que pueda esta comunidad aprovechar y participar de sus singulares y confirmadas dotes eróticas por espacio de un mes. Con este fin quedará Ud. durante ese período a disposición del Departamento de Bienestar Público, donde ejercerá como asistente eyaculador en los tratamientos de goce terapéutico. Por esta tarea el Departamento le asignará y le librará los correspondientes emolumentos.


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