Después de un año de perseverante cita con el Almanaque de breves, el amigo AMM renuncia a su puesto que pasa a manos de un nuevo y prometedor redactor, cuya firma aparece en el perfil lateral desde comienzos de año. Se trata de un muchacho al que últimamente le venía siguiendo de cerca y del que me han llegado además los mejores informes. Aunque un poco errático y caprichoso en su temática, consigue hacer la faena sin demasiado ruido. «¿Tiene gancho?» me preguntan los incondicionales. Hombre, si gancho son lectores, no traerá muchos. Pero ya les digo, que al menos es de escritura aseada. A mí me basta con ver las inquietudes literarias que el chico tiene y las ganas con que busca hacerse un futuro en esto.
Como es natural lo primero que hice fue ponerle al tanto del código de funcionamiento de este almanaque. Tiré de cartilla y le hice el obligado comentario acerca de la alta responsabilidad a la que había elegido enfrentarse. Ahí ya empezó a dar alguna muestra de extrañeza y al detallarle los deberes lo vi sorprendido y hasta algo humillado. Acabé la plática en tono de excusa con un «creí que era necesario, y desde luego te será útil». Me miró entonces condescendiente, pero añadió con sorna: «No creo que se me haga raro. Conozco bien a AMM y el almanaque lo tengo visto desde el primer día». La respuesta me dejó escamado. No me gustaron nada, como administrador, esos modos de petulante sabelotodo, así que me pareció oportuno bajarle un poco los humos y recordarle que de momento escribe como meritorio.
3 comentarios:
Pues no lo hace mal el meritorio. Los habituales nos quedaremos un rato a ver si mantiene el pabellón en su sitio.
Albórbola: El amigo AMM me encarga que te transmita su agradecimiento. Yo simplemente espero no defraudar. Y del administrador ¿qué quieres que te diga? Es un cascarrabias, hay que aguantarle. Criatura...
Alguien tiene que encontrar las rabias y cascarlas, que eso del buen rollito tiende a tedioso y estéril.
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