Con nuestra obsesión enfermiza por las señales que inundan nuestro cerebro, al que mimamos como Polo Norte de nuestro espíritu, nos olvidamos casi siempre de su Polo Sur. Afortunadamente contamos con aportaciones escatológicas que nos apremian y nos recuerdan el papel del abdomen y sus funciones como sordos contrapesos al ejercicio fugitivo de una imaginación cada día más angélica. La consistencia de nuestros excrementos, excreciones y secreciones, contemplados casi siempre con estupor y repugnancia, es la prueba material de nuestra servidumbre a la tierra, además de revelar, como ninguna otra sugerente visión podría hacerlo, las corrientes de fondo que nos recorren, real y fisiológicamente.
martes, 15 de febrero de 2011
Entre dos polos
Con nuestra obsesión enfermiza por las señales que inundan nuestro cerebro, al que mimamos como Polo Norte de nuestro espíritu, nos olvidamos casi siempre de su Polo Sur. Afortunadamente contamos con aportaciones escatológicas que nos apremian y nos recuerdan el papel del abdomen y sus funciones como sordos contrapesos al ejercicio fugitivo de una imaginación cada día más angélica. La consistencia de nuestros excrementos, excreciones y secreciones, contemplados casi siempre con estupor y repugnancia, es la prueba material de nuestra servidumbre a la tierra, además de revelar, como ninguna otra sugerente visión podría hacerlo, las corrientes de fondo que nos recorren, real y fisiológicamente.
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escatología
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