De nada puede valer un perfil del autor si no deja ver su intención. Si ésta no es buena ni clara, el perfil poco va a decir de él, y lo que diga nada aclarará.
Si a la vuelta de la esquina te arrean, no te quedes ahí. Cuentas ya con tu primer daño, con tu incipiente capital. Sigue, pues, por ese camino y piensa en hacer mundo con él, que con la cabeza bien abierta no te faltarán nuevos arreones y apoyos espontáneos. No desmayes, vengan de donde vengan, siempre franco y confiado, y verás cómo te llueven del cielo las más agresivas ofertas. Hazles sitio en tus expectativas, que si los golpes te estimulan quieras que no medras. Gracias a ellos un buen día volverás, después de haber tropezado en todas las esquinas y con el mundo entero señalado en tu cabeza. Los tuyos descubrirán en ti al héroe vagabundo, al perpetuo transeúnte, al guardián de las aceras, amplias miras en capitales, rico en pasajes, rico en derivas, rico en apuestas, un hombre cuya cabeza descuella, bien labrada por su sufrida experiencia.
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