martes, 1 de febrero de 2011

Miradas


Aceptamos como algo natural que las miradas se enredan y que en aumento se entrecruzan. Olvidamos que tras ese invisible tejido están quienes las sostienen, actores de un mercado de miradas cada vez más inquietante y sórdido. Y como en cualquier otro mercado, la mirada que compra acaba aquí encontrando a la que vende. Regla que por conocida no deja de ser aparente, porque entran al juego primero quienes ojeando lanzan su mirada para fijar con ella precio. Para que no quede este lance sin regateo, el juego sigue por un tiempo vivo entre guiños, citas y parpadeos. Están luego los partidarios del juego directo, fieles al viejo credo de «si lo miras, lo dominas». Son las suyas miradas aceradas, que sorprenden a quien las regala y a quien las rehúye fulminan. Responden a ese ataque los espíritus de mirada fija. Los hay entre ellos fieros, despectivos, amables y hasta compasivos, pero todos contemplan esas tentativas dominantes largando una mirada bien anclada, sometiendo a examen su arrogancia y replicando con firmeza a su ofensiva.

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