Para poner los cimientos a nuevas enseñanzas nada mejor que echar mano a la más sólida de las autoridades conocidas y desconocidas: el muy prolijo diccionario de la real academia española de la lengua. A tal efecto empecemos por las acepciones ofrecidas para las palabras del título.
Oportunidad.- 1. Sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar.
Don.- 3. Gracia especial o habilidad para hacer algo.
Hagamos ahora uso de esos fundamentos e iniciemos la oscura ceremonia literaria de la combinación. La idea es apuntar en cuatro direcciones distintas y aprovechar la oportunidad que brinda el diccionario para ver si tras tirar con el argumento cae algo nuevo.
La oportunidad inmejorable.- Inmejorable oportunidad es la que los demás no tienen. El resto de nuestras oportunidades son lamentablemente mejorables y cruelmente mejoradas.
La oportunidad vital.- Para una oportunidad nacer puede parecer algo natural, crecer depende de si está bien mantenida, pero multiplicarse es tarea imposible sin la asistencia del oportunista.
La oportunidad esperanzadora.- El que dijo que esperar era una oportunidad de conocerse, enmendarse y reeducarse, continuó con las de someterse, ignorarse y hundirse. De ahí fue derecho a su infierno, donde abandonó toda espera y esperanza.
La oportunidad mediadora.- Sin principio no hay oportunidad alguna de llegar a un fin. Pero sin un fin puede haber oportunidades, aunque no se tengan principios.
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