martes, 31 de mayo de 2011

Mínima 42


Cuando veas que el agua te llega al cuello, sigue la terapia de las olas: Dos alas, un suspiro y al vacío, hasta que de nuevo flotas. 

lunes, 30 de mayo de 2011

Bajo amenaza metafórica


La nueva crítica literaria puede ir hacia derroteros verdaderamente novedosos y sorprendentes gracias al desarrollo de instrumentos cuya «inteligencia» desafía el sentido último de lo más huidizo del lenguaje, de sus metáforas. En el foco de sus patrocinadores, que además se consideran los máximos agentes de la autoridad internacional, las lenguas no aparecen como medios creativos o de comunicación, sino que se sitúan en primera línea de la defensa nacional. Da la impresión de que la capacidad de las metáforas para propiciar un discurso verdaderamente libre, en el que las significaciones implícitas conviven con las insospechadas, es para el orden mundial problemática, y que lo que tienen de idiosincrático en cada lengua puede ser además peligroso.

Habrá ocasión de comentar otro día la trascendencia literaria y crítica de estos instrumentos para la observación de las metáforas, y con todo lujo de ironías. De momento hay que partir del ambiente en el que surgen, más propio de las novelas de espías. Si lo que hoy es Internet deriva de la red defensiva ARPANET, cabe la esperanza de que el organismo que hoy acoge a esos intrumentos, el IARPA, nacido para la defensa y la intervención a través del lenguaje, tenga un futuro de proyectos menos controlables que creativos. Para conocer en su propia jerga el tono de estos pretendidos avances en el control lingüístico hagamos una breve introducción catequética a esos nuevos instrumentos, con respuestas extraídas de las fuentes originales.


¿Qué es la IARPA?.- La IARPA (Intelligence Advanced Research Projects Activity) es un organismo gubernamental de EEUU que tiene como fin
«invertir en programas de investigación de alto riesgo/rentabilidad que tienen el potencial de ofrecer a nuestra nación una ventaja abrumadora en inteligencia sobre futuros adversarios».

¿Cómo está organizado?.- La actividad del organismo se basa en tres oficinas: a) Smart Collection, para «mejorar radicalmente el valor de los datos obtenidos a través de todas las fuentes»; b) Incisive Analysis, para «maximizar la comprensión de la información que recogemos de manera oportuna»; c) Safe & Secure Operations, para «contrarrestar las nuevas capacidades implementadas por nuestros adversarios que amenazarían nuestra capacidad de operar libre y efectivamente en un mundo interconectado».

¿En qué incide ese análisis incisivo?.- En la creación de «instrumentos y métodos que incorporan al análisis los factores socioculturales y lingüísticos». Actualmente el proyecto más destacado en esta línea es el programa Metaphor.

¿En qué consiste el proyecto Metaphor?.- Se trata de un amplio programa que «pretende explotar el hecho de que las metáforas impregnan el habla cotidiana y revelan las creencias y las visiones del mundo subyacentes en los miembros de una cultura».

¿Cómo se desarrollará este proyecto?.- En la primera fase se «desarrollarán instrumentos y técnicas para reconocer, definir y categorizar metáforas lingüísticas asociadas a conceptos previamente elegidos y encontrados en gran cantidad de textos de lenguas nativas». En la segunda «se identificará las metáforas conceptuales usadas por diversos protagonistas, organizándolas y estructurándolas para revelar las posturas contrastantes».

Posdata: http://www.iarpa.gov/solicitations_metaphor.html


Entre los juncos


Un tritón pirenaico y su presa
Al verla acudir una y otra vez a la punta del junco tuve la sensación de estar ante una ocasión única, ante uno de esos momentos sublimes. Sobresaltado por algún oscuro resorte, o por el atávico masculino, saqué la cámara, apunté y disparé. Es sabido que cuando atrapa al cazador un relámpago —y aunque sea al revés, tanto da—, nunca llega a saberse qué clase de pieza se ha cobrado. Es puro instinto el fogonazo, está de más el para qué. Harán otros ciencia y literatura, y celebrarán el acierto del cazador, al que el resplandor envió al negro anonimato. Son ellos los que contarán que dejó tras de sí un trofeo, como objeto de evidencias. De ahí parten todos los discursos: el de los testimonios, el de los dibujos, el de las artes, el de las fotografías, el de los compendios y el de las enciclopedias. Y todos frente a la naturaleza, escenario siempre dispuesto a sobrellevar otro nuevo relato, aunque con él y su cazador perdamos el hilo. Volviendo, pues, a la punta del junco, es de justicia añadir que hasta entonces mi atención había estado más con el tritón, que nadaba indolente y feliz en su charca de primavera, por allá monte arriba, al abrigo del enorme Mendizar. Fue al moverse el junco cuando mi vista se desvió al caballito, a sus veloces idas y vueltas. Mejor que no me ponga a contar que era una libélula roja, porque hay guías y hasta tratados completos sobre ella, prácticamente ya todo se ha escrito. De la que vi, de sus formas y maneras, quizá sea yo el único testigo, de modo que anotaré, en cuanto compre una guía y junto a la fecha, que era de un rojo anaranjado, de vuelo revoltoso, vivaz, con unas alas de finísimo encaje. Y al lado, en la misma página, si la foto prospera, constancia de nuestro encuentro, de aquel instante que para mí se queda.

domingo, 29 de mayo de 2011

Destrucción del uno


En realidad soy el otro, el que le dice a uno lo que el otro cree que ignora y lo que uno siempre supo sin enterarse por otro. En mi otro empieza lo que uno nunca creyó ser y lo que otros creen ver en uno.

sábado, 28 de mayo de 2011

Actualidad histórica


A pesar de que la gente sigue aún en la calle en demanda de democracia real, son pocos los que recuerdan que hoy mismo se cumple el 140 aniversario del final de la Comuna de Paris, el movimiento insurreccional que en 1871 toma el control de la ciudad asediada por los prusianos, tras la retirada a Versalles de su gobierno. En un artículo inserto hace 3 días en el periódico Le Monde, la Fondation Jean Jaurès hace notar el «silencio» oficial que en esta ocasión ha rodeado la conmemoración, para finalmente concluir acerca de su actualidad:
La Comuna merece ser reinscrita hoy en la historia del republicanismo, del socialismo, de la democracia y más ampliamente de la izquierda. Su actualidad reside probablemente en su capacidad para interrogar nuestra democracia: con la búsqueda de la participación, la Comuna viene en efecto a cuestionar la identificación no tan natural de la democracia con su forma representativa. En este sentido, conserva toda su importancia a la vez crítica e ideal.

 

Comuneros fusilados (1871), A. E. Disdéri
Vayamos ahora a la foto. Sin ser de las primeras, sí es una de las que se puede calificar, sin falsa retórica y por su valor documental, de verdaderamente histórica. Probablemente la toma Adolphe Eugène Disdéri, pionero de la fotografía, instalado desde 1854 en el nº 8 del Boulevard des Italiens de Paris. La entrada de las tropas del gobierno de Thiers, con la aprobación prusiana, se saldó con la muerte de unos 20.000 comuneros (muchos de ellos fusilados como los de la foto) y con el arresto de otros 38.000, en las estimaciones más modestas. Disdéri recorrió como fotógrafo profesional los escenarios del choque con una cámara oscura sobre ruedas y publicó posteriormente un libro mostrando sus efectos en las Tullerías, en la plaza Vendôme y en otros lugares. Razón suficiente para considerarlo uno de los primeros cronistas gráficos. Esta fotografía, cuyo fin más probable era identificar a las víctimas tras su apresurado entierro, no se publicó en dicho libro. Corrían ya otros tiempos. La crudeza de la imagen viene a ser un avance de todo lo que llegaría en el siglo XX.

Indeleble huella



Escribiendo a diario, mi principal dilema no gira en torno al valor que pueda tener lo que aquí dejo escrito. Evidentemente me juzgo a medida que escribo, en concreto con cada lectura y relectura (y son muchas, aunque no necesariamente provechosas). Pero eso forma parte de un proceso muy conocido para cualquiera que escriba. Llega luego el momento en que tratas de juzgar cómo será juzgado tu escrito. Ahí puede que ya me distancie de otros, porque no entro mucho en ese tipo de juicios. Es una posibilidad, o una oportunidad, que nace de mi conocimiento casi nulo sobre quienes leen estas entradas. Las dudas más serias me asaltan cuando intento hacer visible el hilo conductor que me ha llevado de asunto en asunto. Al fin y al cabo ese hilo conductor soy yo mismo, por eso no es de extrañar que me preocupe. Debido a su formato, esta mirada al mundo es necesariamente fragmentaria y vagamente discursiva, lo que la hace pecar de dispersa y gratuita. El estilo, que tampoco es homogéneo, no creo que consiga darle unidad a todo esto. No estoy escribiendo un tratado ni una columna de prensa, y lo sé.  Son más devaneos e impresiones que opiniones lo que voy dejando bajo las fechas del calendario, y como todos los devaneos, son muestra de caminos tortuosos y confusos. De ahí que parte de mis esfuerzos se vayan, quizá ingenuamente, en el intento de mantener cierta coherencia. Espero que nadie se confunda con esa coherencia y quiera ver una señal de una férrea voluntad en lo que sólo es un reducto de mi vanidad o una huella difusa de un hábito del que me cuesta desprenderme.

viernes, 27 de mayo de 2011

Nuevos castillos británicos


La entrada en territorio infantil tiene la virtud de desactivar el sarcasmo y acortar la estirada distancia que este impone. Una vez que entras, hay cosas allí imprescindibles para nuestra dieta sensible y que consiguen hacerse visibles. Con la reconversión a pequeña escala es frecuente verse obligado a eliminar prejuicios y pasar por situaciones insólitas. Al otro lado de la entrada, los niños no oponen resistencia, a lo sumo contemplan divertidos nuestra incomodidad y extrañeza. Dicho esto, y asumida por imposible la beligerancia, digamos también que ese territorio viene soportando una creciente invasión de turistas, que lo utilizan como refugio, e incluso como plaza fuerte, para dar rienda suelta a su cursilería. Hacerse niño se ha considerado siempre una terapia saludable, en eso reside su atractivo. Puede que sea problemática la vuelta a la realidad, pero como excursión goza de aceptación general. Por eso los instintos mejor dotados, los que combinan lo mercantil y lo terapéutico, vienen montando mundos infantiles, mundos artificiales y paralelos en los que sumergirnos para sanar de nuestras heridas más viejas y profundas.


Diseño del Palacio de los dientes de leche previsto
En estos ambientes algo melosos, las propuestas corren el riesgo de resultar francamente empalagosas. Me entero del caso de Gina Czarnecki, de profesión artista, que, investida en algún rincón élfico como hada madrina, tiene intención de recorrer las almohadas infantiles para recoger los dientes de leche y construir con ellos un fabuloso palacio. La iniciativa no es virtual o metafórica, se abastece de donaciones reales, regladas mediante formulario con identificación y renuncia a reclamaciones (véase), que se envían a la sede artística o a la subsede científica en el Imperial College. Porque la idea, con su vertiente científica, es levantar un castillo, un palacio o un arrecife, que emergerá del almíbar como un monumento a nuestro pasado y formado por lo más sólido de lo que nuestros cuerpos, en perpetuo crecimiento, abandonan. Temo que ahora mismo sean legión los niños que, sacándose los piños con tenazas, estén empeñados en mostrarse generosos. Para octubre está prevista una exposición itinerante del «palacio de los dientes de leche», a la que podrán acceder gratis si acreditan su envío. Es además intención de la artista que algunos de ellos vean recompensado su espíritu de sacrificio y su generosidad, como en los ritos iniciáticos antiguos, entrando como desdentados campeones en el suntuoso palacio, tras cruzar a nado esa descomunal laguna de almíbar.

jueves, 26 de mayo de 2011

Mínima 41


Movidos de gran ingenuidad, piden al que habla brevedad, creyendo que así obtendrán franqueza.

miércoles, 25 de mayo de 2011

De Uno y el Universo


Ernesto Sábato
Con su mente atraída  por el áspero contraste que ofrecían figuras tan dominantes como Verlaine, el poeta, y Poincaré, el matemático, su coetáneo Paul Valéry se enfrentaba a la disyuntiva de crear o de creer en una síntesis de esos dos universos. En esa agonía dialéctica, que tantos habían sentido como propia, terciaría el joven Sábato, pasadas las guerras y mediado ya el siglo, para concluir como quien se confiesa: «A los hombres de espíritu universal sólo les queda el recurso de la melancolía».

La investidura


Reconcomidos por la impaciencia, algunos esperan alcanzar cotas tan altas de dignidad, que convendría ir penitenciándolos con capirotes de similar tamaño. En el acto de imposición, valdrían estas sencillas palabras: «Aquí tenéis, Señor, este signo nacido de la necesidad. Cubrimos vuestra alta y capital grandeza, no para proteger con humildad vuestros ingenios, capacidades y valías, sino porque contemplamos el riesgo cierto de que nos inunde en nefasta oleada vuestra caspa, que parece bien pertinaz, además de abundante y volandera».

Detrás de una idea


La imagen de una nueva idea abriéndose paso es una imagen que siempre cautiva, como la de una fuerza que irrumpe poderosa. Fascinados por ella son muchos los que se ponen en camino. En cabeza los poseídos parecen querer encarnarla, tras ellos la mayoría acepta marchar dócil bajo su poderosa sombra, y sólo algunos se preguntan cuánto hay de verdad en ella. Nadie conoce su destino final, aunque todos creen saber a dónde lleva.

martes, 24 de mayo de 2011

Maniobras en el tapete verde


Aquel 25 de julio de 1813, antes de que las tropas del mariscal Soult avanzaran con la intención de tomar las alturas pirenaicas visibles desde Urepel, el destacamento de la división de Cole, que el marqués de Wellington había apostado para vigilar los movimientos de las divisiones francesas allá abajo, en el valle de Alduides, había abandonado la posición. Ante el temor de verse sorprendido en medio de la niebla, había dejado atrás las trincheras y empalizadas levantadas en lo alto de la montaña, a cada lado del viejo camino entre Urepel y Burguete. La intención de Soult era clara, cruzar el Pirineo y continuar hacia el Sur para socorrer a la guarnición francesa del general Callan, que llevaba en Pamplona ya un mes asediada por la división inglesa del general Picton, mientras que la retirada de Wellington buscaba acumular fuerzas en el camino de Belate y la vía del Bidasoa con el fin de asegurar la presión sobre las plazas francesas de Pamplona y San Sebastián tras la derrota napoleónica en Vitoria. Fortificada posteriormente por Soult, esta posición de Lindus —ese es su nombre— es hoy una cima herbosa y despejada a 1.222 metros de altura, que fue convertida para uso militar en una amplia terraza cuadrada de unas 25 áreas y acotada en todo su perímetro con unas trincheras de unos 3 metros de desnivel. Desde ella se dominan todas las cotas cercanas y el inmediato collado de Lindus, por el que pasa uno de los muchos caminos que comunican las dos vertientes pirenaicas.

Posiciones iniciales y primeros movimientos
en la batalla de los Pirineos (1813)
Estas historias militares de frontera poco dicen de los naturales de estos valles, seguramente más preocupados en mantener los límites de sus respectivos pastos ganaderos. Se habla de una razzia de los ingleses sobre Banca y Urepel, en la que se hicieron con unas 5.000 ovejas. Quedaba en Burguete recuerdo del incendio que se produjo en 1794 tras la retirada de las tropas francesas de la Convención republicana. De los habitantes de los caseríos y pueblos poco o nada se dice en las crónicas, quizá por no ser vitualla comestible. A lo que sí parece que estaban obligados, de mejor o peor grado, es a mantener alimentados a los bandos contendientes. Entraba también entre sus deberes, como banderizos de estos ejércitos, el asistir a sus estados mayores, normalmente como mensajeros, confidentes y guías. Nada impedía, sin embargo, que acabaran viendo cómo sus casas y bordas eran pasto de las llamas, cuando estas ocupaban posiciones estratégicas, aunque sólo fuera como mera medida preventiva. Tras la caída de Napoleón, aún verían pasar por aquí, unos años después, a las tropas francesas de la Santa Alianza, que acudieron a salvar el borbónico trono de Fernando VII. Más tarde, en la segunda mitad del siglo, los pactos franco-españoles de delimitación de fronteras neutralizaron la posición y la convirtieron en un punto compartido, lo que probablemente impidió que en el lugar se levantaran fortificaciones más sólidas. Bien avanzado el siglo, aún se vería cruzar por el collado, en retirada, a las fuerzas de don Carlos de Borbón, el pretendiente al trono en las contiendas carlistas. El lugar ha recuperado el aspecto bucólico y, salvo por su altura ligeramente destacada, se confunde en el verde tapete de las colinas que lo rodean. Por el Este, marcando la muga, llega una sencilla valla de alambre espino, que sube ladera arriba, culmina en la cima señalada con el mojón fronterizo nº 153, y desciende después por la ladera opuesta.


lunes, 23 de mayo de 2011

El prestigio de lo apícola


La recolección de curiosidades, textos e ideas ha recibido muy diversos nombres en su publicación. En los casos en que se atiene a cierto orden la llamamos enciclopedia, si al calendario, es almanaque, si a la lírica, es florilegio, si a la urgencia, es prontuario, y como solución más neutra nos queda miscelánea. Tuvo que ser un jesuita, gente de estricta disciplina y torturada imaginación, el que metido a este género recolector, pasara a denominar al resultado colmenar (apiaria) y a cada libro colmena (apiarium). Basta consultar el índice de la obra para ver que lo de colmenar no es mera metáfora, sino un término elegido a conciencia por el filósofo boloñés Mario Bettini para titular su Apiaria universae philosophiae mathematicae (1642)(algo así como Colmenar de filosofía matemática universal).

Grabado del Apiaria universae philosophiae mathematicae
La explicación a esta rara elección la ofrece el propio Bettini en su prólogo, donde hace gran alabanza del discreto quehacer de las abejas, adornándose para la ocasión con una explícita y oportuna cita del primer libro de los Saturnalia del filósofo latino Macrobio:
Debemos, en efecto, imitar de algún modo a las abejas, que recorren diferentes flores para sorber su jugo. Luego distribuyen por los panales todo lo que han recogido y dan, mediante cierta combinación y la propiedad característica de su espíritu, un sabor único a ese jugo, mezcla de elementos diversos.
Dejando a un lado su peso argumental en la sorprendente denominación del libro y de sus partes, la cita tiene su propio interés. En realidad,  Macrobio viene a reclamar, por la vía emblemática, la necesidad de una síntesis de conocimientos y su difusión posterior, lo que para Bettini, como jesuita, coincidía con una de las directrices programáticas de la Compañía.

La obra es verdaderamente universal en sus intereses y trae al enfoque matemático, entonces tan novedoso, cuestiones o paradojas físicas, anatómicas, militares, técnicas, musicales, poéticas, agrarias, arquitectónicas y mercantiles, para intentar someterlas a la autoridad geométrica de Euclides. Puede que no se alcance en ella el sólido criterio metodológico exhibido cinco años antes por Descartes en su Discours de la méthode, pero introduce en la matemática esa vocación universal que más tarde reaparecerá con Leibniz. Por lo que destaca este colmenar de curiosidades tan dispares de Bettini, es por el alarde y sofisticación instrumental que se exhiben, lo que hace presumir el alto grado de precisión experimental que en esa época se logró en los laboratorios jesuíticos. De momento dejémoslo ahí. Quizá haya otro día ocasión de libar por los alrededores de esas colmenas o incluso de nutrirse directamente en ellas.


domingo, 22 de mayo de 2011

Entre máquinas y organismos


Diatomea con forma de rueda
Cuando se trata de un organismo, se suele buscar el centro para comprobar el grado de consistencia, pero es en los bordes donde se alcanza la definición. En las máquinas no sucede lo mismo, porque su definición funcional es fija, homogénea y consustancial. De ahí que el organismo tenga siempre, por encima de ese nivel funcional tan presente en la máquina, una dimensión filosófica.

sábado, 21 de mayo de 2011

Parada en City Hall


Hace unos días me contaba mi amigo Rafa Guastavino cómo, estando de maravillado viajero en Nueva York, cogió la línea 6 del metro para ir hasta el puente de Brooklyn, al Sur de Manhattan. Como era la última estación se acomodó junto a la ventanilla para ver pasar las lucecitas en los largos y oscuros túneles del trayecto, hasta que quedó sumido en un insoportable sopor. El vagón fue despoblándose a medida que la gente descendía en las sucesivas paradas. Finalmente el tren llegó a la estación terminal de Brooklyn Bridge, donde seguramente alguien debió de dar por megafonía la voz de «last stop». Pero Rafa no la oyó, y continuó en su plácido sueño sin que nadie le advirtiera del nuevo viaje que emprendía. Cuando el tren empezó a recular, el traquetreo se agudizó y un extraño ruido de raíles le despertó. Miró entonces por el cristal: ni la dirección era la de antes ni el camino parecía el mismo. Sin embargo, poco a poco fue haciéndose la luz al entrar en lo que parecía ser una estación desconocida. Allí los conductores se bajaron y desaparecieron rápidamente por una de sus salidas. Como parecía que la parada iba para largo y habían abierto las puertas para ventilar, decidió salir al andén y echar una ojeada. Sobre el arco que cubría la salida principal, un rótulo daba nombre a la estación, City Hall. Ese mismo nombre y una fecha borrosa figuraban en uno de los billetes que recogió del suelo. La estación formaba una amplia curva, a la que los vagones del convoy se adaptaban con dificultad. El espacio semejaba a una larga cripta tubular, compuesta por una sucesión de bóvedas cubiertas de ladrillo y baldosas de colores a la catalana, que acababan formando en las paredes laterales elegantes arcos de medio punto. En la zona central, la luz se filtraba tímidamente a través del techo por una franja de vitrales decorados con delicadas geometrías, lo que unido al leve resplandor lateral procedente de las bocas de salida daba al decorado un aspecto recogido, casi íntimo. Al lanzar la mirada hacia el túnel del fondo, el progresivo achicamiento de los arcos abovedados iba creando una tenebrosa perspectiva en la que se confundía la profundidad con el vértigo de lo desconocido. La atmósfera estancada, el aire denso y dulzón, hacía pensar en una estancia olvidada, poco visitada, como anclada en tiempos pasados. En medio de aquel ambiente, creció en él la sospecha de que el tren se había estacionado en la sala de un antiguo palacio gótico, cuyas salidas conducían directamente a Gotham City y en la que el mismísimo Batman tenía su discreta y exclusiva estación. No hubo tiempo para muchas más cábalas, porque escuchó algunas voces por las escaleras. Se introdujo rápidamente en el vagón y tomó su asiento. Las puertas se cerraron y el tren arrancó sin destino conocido. Aún pasmado por su incursión en aquel subterráneo gótico, se dejó llevar por el cansancio hasta que amaneció avisado por un empleado. Llevaba éste un extravagante uniforme, revestido con una larga y oscura capa, y cubría su cabeza con un raro tocado rematado en dos curiosas puntas, que por delante le ocultaba parte del rostro. Somnoliento todavía, Rafa le preguntó que adónde se salía desde City Hall. Con aire sombrío, el empleado le respondió que no recordaba ninguna estación con ese nombre. Fue entonces cuando él metió la mano en su bolsillo y sacó el billete. El de la capa sacó una pequeña linterna, dejando ver una insignia amarilla en el pecho, y miró el billete con suma atención. Al rato torció el gesto y se dirigió a él para comunicarle: «Señor, este billete ya no es válido, es de 1945. Debo de dar parte de esta infracción». No parece que a Rafa le importara demasiado pagar la multa. Cuando volvió a casa, a Barcelona, la colgó en un bonito cuadro junto con el billete de City Hall. Y a todos nos contaba que fue Batman en persona quien le puso esa multa.

Antigua estación de City Hall, New York,
diseñada por Rafael Guastavino, abierta en 1906 y clausurada en 1945

De la reflexión a la inflexión


Tenemos la fortuna de ver cómo la movilización social estimula un nuevo discurso político y cómo mayo le da además vitola poética. El resultado deja confusos a los observadores, que esperaban una larga lista de exigencias y reivindicaciones concretas, al estilo de los negociadores sindicales, y que, sin embargo, se encuentran con un repertorio de lemas y reclamos, que oscilan entre la descalificación, más o menos justa, y la reprobación, más o menos poética. Creo que les costará, con la lógica que gastan, extraer conclusiones de lo que está pasando. No es cuestión de renunciar a ello, pero de momento es mejor seguir atento a lo que se escucha en la calle e imaginar el alcance de algunos de sus enunciados, en lo que tienen de anuncio de tiempos venideros. Fundamentalmente, porque en medio de todo ese magma es posible descubrir el brillo de las primeras cristalizaciones. A día de hoy y como muestra apuntada por algunos, resulta seductora, en lo que tiene de revolucionaria, esa transformación de la reflexión contemplativa, prescrita para esta jornada de víspera, en una ocasión de forzar la inflexión política para mirar libres de temor y cargas al futuro.

viernes, 20 de mayo de 2011

Meditaciones y conjeturas


La profundidad de pensamiento exhibida al hablar, es materia siempre opinable, tanto que se puede confundir fácilmente con la capacidad para especular a base de conjeturas. El silencio, como alternativa, goza de mejor aceptación, porque, si bien hace invisible el pensamiento, también nos ahorra los dramáticos naufragios del discurso convertido en logomaquia. Sin embargo, y pese a su buena reputación, los silencios nunca son garantía de profundidad, ni siquiera de pensamiento alguno. Lo que de ellos nos llega es siempre un relato posterior, en el que se destaca su virtud de ayudar a abstraerse y enajenar el ánimo, tras un ejercicio continuado de meditación. Cuáles hayan podido ser las imágenes, ideas o conceptos que, como estaciones, se han visitado en esos vuelos, es algo que jamás llega a expresarse abiertamente. A flote sólo quedan, como restos del viaje, algunos retazos que los intérpretes se disputan y que someten después a su muy libre consideración.

Círculo, triángulo, cuadrado (s. XVIII), Sengai Gibon,
Museo de Arte Idemitsu, Tokio
Lo que yo veo en el papel es un dibujo a tinta en el que se exponen, con trazo resuelto, tres sencillas figuras. Nada nuevo: un cuadrado, un triángulo y un círculo. Si se prescinde en estas tres figuras de sus cualidades geométricas, la carga simbólica suele ser variable y depende del entorno cultural en el que se exhiban. Aquí estamos hablando de un grafismo, de una obra bastante conocida, perteneciente a la tradición zen japonesa. El autor de este motivo zenga, y de otros experimentos plásticos similares, fue el monje Sengai Gibon allá por el siglo XVIII, según señalan las enciclopedias. Quizá fuera éste uno de esos retazos que sobreviven tras la meditación, pero su empleo como fuente de experiencias similares depende de las interpretaciones que se le den.

Entre las más comunes está una cercana a la psicología, en la que el cuadrado se asocia a la mente, el triángulo al cuerpo y el círculo al espíritu. Hechos al dualismo cartesiano, esa distinción entre mente y espíritu, no deja de ser intrigante. Aquí ese círculo espiritual, el enso, es un símbolo de perfección con el que se ilustra nuestra última aspiración como humanos. La mente, aunque tan inmaterial como el espíritu, correspondería al bagaje intelectual, a los métodos y hábitos aprendidos, algo a lo que poco a poco vamos dando una forma estable, como el cuadrado. Entre ambos, el cuerpo, que les sirve de vínculo, aparece como soporte en cada una de sus vertientes, pero también como un instrumento de intervención, como algo más incisivo.

No han faltado quienes le han dado a todo este asunto un sesgo sexual, con sugerencias que maravillan. Pero siguiendo por la vía de la abstracción, el grafismo aún ofrece nuevos grados. En otra interpretación, por ejemplo, la disposición gráfica es leída como un diagrama temporal. El cuadrado representaría el pasado, con su historia encuadrada en una figura consolidada; el triángulo compondría un presente en el que el vértice superior permanece alerta, mientras los otros dos se asientan en el eje del tiempo; y el círculo, por último, aparecería como el futuro, como un destino marcado por la disolución en el infinito.


Aparte de estas, otras muchas interpretaciones podrían serle encontradas. Existe la idea de que frente al significado dado en otras tradiciones a las conjunciones visuales montadas en torno a estos mismos símbolos, las de la filosofía zen son particularmente penetrantes. Pero, si interpretamos el gráfico zen como expresión del equilibrio de fuerzas presentes en el hombre, algo perfectamente posible, nos vendrá a la mente una imagen familiar para muchos de nosotros, el hombre de Vitrubio. Si apartamos la figura y nos fijamos en la pura geometría, veremos frente al hombre un cuadrado como su asiento, un círculo como su medida y un triángulo como su orientación vital. Aunque se ha insistido en que los motivos zenga nacieron para alentar la meditación, confieso haberme encontrado falto de recursos para emprender uno de esos despegues. Lo he intentado, durante un buen rato he fijado mi mirada en el grafismo y lo he examinado con atención. Quizá sea algún daño típicamente europeo el que me ha impedido entrar en meditación, pero me consuela haber conseguido al menos reunir e hilar estas conjeturas.

jueves, 19 de mayo de 2011

Ante una declaración


¿La creemos porque es normal, o más bien la llamamos normal porque nos la creemos?

Nuestro capital oculto


Las luces se encienden en el escenario
A dos días de las urnas, andan los sociólogos de cámara y los consejeros áulicos atareados, entre prisas y debates, para vestir con el traje de campaña a los movilizados en la Puerta del Sol. Dado que estos últimos han decidido con buen olfato político apuntar a la luna, la sesuda camarilla se apresta, como en el proverbio chino, a estudiar a fondo la oculta articulación de las falanges del dedo y sobre todo a revisarles las uñas. Lamentan curiosamente no ver a Danton entre los acampados y vigilan por si Robespierre se hace con la tribuna. No se explican ese regocijo pastueño, esa mezcla de desenfado y de enfado, que los congregados exhiben frente a la autoridad. Les resulta insoportable que sea además en el sagrado escenario en que ellos se batieron indomables e ingenuos por un cambio político, cambio que llegaría pactado y sobrevenido tras la muerte del dictador, y al que con pronta devoción saludaron como «nuestra» incipiente democracia. Más de treinta años después, esa democracia apenas ha crecido. Es larga la lista de sus persistentes «despistes» por el camino, es deficiente y obsoleta su pesada carrocería institucional, es torpe su autoindulgencia y la cómica celebración que se hace del poder delegado, es apocada su actitud frente a los calculados abusos de quienes mueven negocios e intrigas ventajistas, y son casi siempre miopes, cuando no directamente canallas, las miradas que se lanzan hacia el pasado y hacia el futuro. Mientras sigan perplejos tantos y tan doctos sociólogos cuadrando sus datos, el panorama dará pie a alguna esperanza.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Acertijo


                   ¿De dónde llega esa voz
                   que nos llama a la locura?
                   Por dentro suena a cordura,
                   mas fuera se torna feroz.


martes, 17 de mayo de 2011

Pasarlo mal



De un portavoz de «toda esa gente que lo está pasando mal» al grueso de los políticos en campaña: «Cada vez que metéis esa puñetera coletilla para hablar de nosotros, poniendo cara de circunstancias, nos jodéis el día. Ayer mismo, estábamos en una cola —no sé si la del paro o la del comedor, ya no me acuerdo— haciendo unas risas y pasando el rato con los colegas, cuando apareció con cara de velatorio uno de los candidatos. Mira por dónde era importante nuestro voto, "el de vosotros, los que lo estáis pasando francamente mal" dijo, mientras nos largaba limosnero su folleto. O sea, que lo estamos pasando mal. ¿No sería mejor decir que malvivimos, que a diario matamos el tiempo, que los días pasan viendo revolotear a «los que los están pasando bien» sin más preocupación que sacarnos lo único que de valor nos queda, o sea el puto voto?»..

El Gobierno subastará premios y honores


MADRID. De nuestro corresponsal. El Consejo de Ministros aprobará con toda probabilidad el próximo viernes un decreto ley para llevar a pública subasta todos los premios y honores actualmente promovidos y financiados por las administraciones del Estado. Para poder entrar en la licitación bastará con ser ciudadano español y estar al corriente de las obligaciones fiscales en los últimos cinco ejercicios, en el caso de la población laboral activa.

El Gobierno ha decidido incorporar al paquete de medidas contra la crisis, la subasta pública de los premios dependientes de las distintas administraciones públicas, sean estatales, autonómicas o municipales, aunque deja, por el momento, fuera del decreto los que la iniciativa privada mantiene actualmente para promocionar sus intereses comerciales. No veremos, pues, desaparecer el premio de novela Planeta ni el de recetas Gallina Blanca, pero sí tendremos ocasión de ver premios de la marca Cervantes, de la marca Príncipe Asturias, o de otras más modestas como Ateneo de Peñarroya, en manos de su mejor postor. Lo mismo sucederá con condecoraciones tan prestigiosas como el gran lazo de Isabel la Católica, la cruz de San Hermenegildo o el semáforo de Oro. Como es natural la administración correrá con el coste del material entregado en forma de medallas, bandas, placas o diplomas, aunque en calidades quizá algo más económicas que las habituales, pero sin que el valor y el simbolismo del premio en ningún caso se resienta.

Parte del lote de medallas al mérito que serán subastadas
Fuentes del Gobierno estiman que de este modo se corregirá el gasto corriente en unos diez mil millones de euros. Se incluye, para cada uno de los expedientes intervenidos, la cuantía del propio premio, así como los gastos de promoción y las onerosas dietas del jurado. La estimación, según indica el informe del recién creado Instituto Nacional del Premio, se ha calculado fijando para las subastas unas posiciones de partida bastante asequibles, si bien el devenir de la puja irá marcando cantidades probablemente superiores, al menos en las piezas más golosas. Por término medio se estima que el Estado obtendrá mediante este sistema unas plusvalías que rondarán el 800%, lo que nos situaría en unos ingresos cercanos a los ochenta mil millones de euros, de los que lógicamente habrían de deducirse ciertos gastos como comisiones, dietas, soporte, transporte, apertura del expediente, publicidad y otros mil imponderables.

Según las mismas fuentes gubernamentales, con esta actuación se ha querido dar respuesta a la creciente corriente de opinión que ve cada vez con mayor distanciamiento e irritación el reparto indiscriminado de premios y honores. En los últimos tiempos esta actitud ha sido escenificada de forma particularmente crítica por la plataforma ciudadana «Ningún español sin su premio», que recientemente protagonizó un acto de fiesta-protesta en el que se repartieron 500 kilos de medallas de chocolate en la madrileña plaza de las Glorias. En medios internacionales la medida correctora ha sido muy bien recibida y ha suscitado gran interés, no sólo en los mercados, sino entre los círculos de coleccionistas, donde son muchos los postores que esperan la ocasión para hacerse a buen precio con alguno de nuestros más renombrados y apetecidos premios. Con el fin de restringir los gastos del proceso, el Gobierno tiene previsto hacer entrega del material subastado a final de año, el día 28 según nos indican, en una única fiesta de gala bajo el lema de «Son sus impuestos, ahora es tu premio», a la que acudirán, como es preceptivo, las máximas autoridades del reino.


lunes, 16 de mayo de 2011

Habla el cantor


El oficio de cantor o tañedor está hoy muy lejos del severo régimen al que se veían sometidos quienes por su talento musical, pero sin mejores relaciones y asistencias, se dedicaban a él en las capillas musicales de los cabildos. Entregados desde infantes por sus padres a la Iglesia ejercían primero como tiples o seises, después, al mudar la voz, como salmistas y finalmente como músicos cantores o instrumentistas. En toda esa carrera su quehacer, a ratos brillante y los más oscuro, seguía abierto al influjo y capricho de sochantres y obispos, cuyas ambiciones litúrgicas y también terrenales se compadecían mal con los parcos sueldos que repartían.

Catedral de La Plata (Bolivia)
De Cochabamba a La Plata salió, abandonando en 1806 el abrigo de su casa, Manuel Zambrana. Hizo su entrada como tiple en la capilla de su catedral por sus dotes y dedicación. Al cabo de nueve años, cruzaba la pubertad sin dejar decaer su voz, ofreciendo como salmista incontables horas donde los diletantes músicos las regateaban. En una amarga y circunstanciada reclamación al Cabildo recuerda, pasados los años, cómo ha vivido «echando el bote, y sirviendo a todos los de la Santa Iglesia como un esclavo». Aunque le llega finalmente su promoción a cantor, ve quejoso cómo otros favoritos, sin mayor interés ni diligencia, obtienen rebajas y beneficios, mientras quedan para él los trabajos más sordos. Movido por ese desconsuelo hace un crudo retrato de sus años como cantor y declara: «hasta botar sangre del pecho serví en ese remo».


Breve fragmento del Dixit Dominus a 4 coros de Roque Ceruti (ca.1685-1760),
Album: Solemnes vísperas de San Juan Bautista (del archivo musical de la catedral de La Plata),
Ensemble Elyma, Ensemble Louis Berger y el Coro de Niños Cantores de Córdoba.


domingo, 15 de mayo de 2011

Puesto de perfil



—En cuanto te licencies, lo pones en el perfil y podrás ir de analista temático.
Querrás decir monotemático.
—Lo que quiero decir es que parecerá que entiendes de algo, como si fueras un experto.
Hombre, para ir de experto será mejor que tenga algo de experiencia.
—Algo más habrás aprendido que lo de la universidad, ¿no?
Ya, pero como para decir que sé algo, pues no. Y lo peor es que los demás pueden acabar enterándose.
—Tampoco hace falta que se enteren. Harán como todo el mundo, mirarán el perfil y ahí se enterarán del tema en que te manejas.
Vaya, me gusta eso de manejarse. Es como si rebajaras un poco la obligación de tener que saber del tema.
—Hombre saber no está de más, pero perfilándote así, en plan temático, es más fácil que te hagas admirar y desear.
A saber lo que me piden en cuanto me admiren. Y no te digo ya si me desean...
—¿Qué te van a pedir? Pues saber de qué va lo tuyo. Al final no sé si lo que prefieres es que te tomen por necio.
Sí claro, por otro necio temático más, la combinación de moda. Bueno ¿qué?, ¿acabamos el perfil o no?


sábado, 14 de mayo de 2011

El algoritmo sensible


Muro con la lista de 248 víctimas del atentado de Nairobi de 1998
En los símbolos de nueva creación compiten la obligada, y cada vez más acentuada, estilización con la trasmisión de un significado que debe ser inequívoco. El asunto se agudiza en aquellas obras en las que el simbolismo quiere ser la última expresión de una enorme y variada carga emocional. En Europa los monumentos conmemorativos de posguerra optaron con frecuencia por figuras basadas en los estereotipos nacionales. Posteriormente, en un esfuerzo de abstracción, se evitó la figuración, que se vio sustituída por un anónimo al que una llama perenne custodia. En el caso del monumento, actualmente en construcción, a los muertos del 11 de septiembre en Estados Unidos, nos encontramos con que en su definición simbólica ha adquirido singular relevancia un elemento poco discutido con anterioridad, el listado de los muertos.

La idea era llevar los dos mil novecientos ochenta y dos nombres a dos placas de bronce, que se instalarán presidiendo el espacio conmemorativo. No siempre la sensibilidad y el orden se corresponden, así que el reto era crear un orden que no lastimara sensibilidades de por sí ya bastante atormentadas. Son cosas que para los extraños a la situación entran dentro de un afán de corrección sentimental demasiado sutil y quizá desmedido. Pero lo cierto es que ninguno de los métodos de ordenación convencionales, empezando por el alfabético, el cronológico, y pasando al reagrupamiento por su localización o por su destino aquel día, parecía satisfacer plenamente el deseo de sus familiares. Temerosos de que estos detalles, aparentemente menores, pudieran desvirtuar el delicado simbolismo resultante, los organizadores intentaron nuevas soluciones.

Una encuesta, emprendida por los diseñadores del espacio, proporcionó, junto a muy diversas ideas, un complejo mapa de afinidades personales entre las víctimas. Respetar como un mandato ese régimen de adyacencias o proximidades representaba un desafío tan importante que hubo de recurrirse al apoyo matemático y computacional para resolverlo. No era fácil compaginar y trasladar a los bronces esas relaciones de pareja, de camaradería, de filiación u otras coincidencias aún más abiertas. Así que se tuvo que crear un algoritmo de ordenación con vistas a reducir todo ese denso mapa gráfico de afinidades personales al simple régimen lineal. Parece que el algoritmo ha logrado asumir todas las sensibilidades y ha tenido éxito.


viernes, 13 de mayo de 2011

Lamento africano


Djeli Baba Sissoko
África es un mundo, pero representa algo más cuando se proyecta sobre el resto. Representa una visión diferente e imprescindible del mundo, una visión en la que el mundo no es únicamente un espacio económico, sino el escenario de todas nuestras vivencias. Algunas de esas vivencias, tan difíciles de ver entre nosotros, son argumento cotidiano, y también histórico, en África. Asomados a aquel mundo comprendemos un poco mejor ese extraño equilibrio entre dicha y desdicha que preside nuestras vidas. En el nuestro decidimos ignorarlo, pero ignorarlo no nos ayuda a vivir, simplemente nos permite vivir ajenos al dolor. Un dolor en el que nadie quiere reconocerse y al que nadie consigue dar expresión. Ante él, sería lo natural lamentarse y buscar con el lamento compasión, es decir un modo de compartir la pasión por amarga que sea. Por aquí hace tiempo que todo esto se olvidó. Mal entendemos los lamentos cuando los confundimos con la contemplación, la pasividad y la aceptación. Parece necesario mirar a África para recuperar su sentido primero y reconocernos en su expresión del dolor.

Estos, y otros muchos pensamientos fuera de lugar, me venían a la cabeza al escuchar el canto profundo de Salif Keita. Imagino a su público convocado por el toque cálido y sereno de la guitarra, aliviado ante la llegada de la noche y confiado a la magia de su voz. A continuación, con un segundo toque dará apoyo a una melodía que pondrá tonalidad a su insistente lamento
           Seca tus lágrimas,
           llegará un día...

un estribillo a caballo entre el desgarro y la esperanza, al que el timbre claro de su voz pone una nota de fragilidad, pero también de firmeza. No sabría decir hasta qué punto refleja el sentir del africano, pero en su voz se percibe una aflicción muy antigua, tanto que parece impregnada de un estilo propio. Resuena en él la tradición musical de los djelis, aquellos bardos itinerantes de Malí, y del resto de África occidental. En sus canciones y cuentos se sustentó durante generaciones la memoria colectiva, y en ellas sigue encontrando su cauce el dolor arrastrado por sus gentes.



Iniagige, Salif Keita,
Album: Moffou, 2002.


jueves, 12 de mayo de 2011

Un problema letal


Grafismo: Gary Antonick / New York Times
En un blog sobre juegos de números, alojado en la web del New York Times, firmaba un tal Pradeep Mutalik el pasado día 9 una entrada en la que se proponía a los lectores el siguiente problema geométrico:
El equipo Seis del grupo de élite Seals de la Armada tiene una misión que ejecutar. Antes de actuar espera en una base situada en el extremo izquierdo de la flecha mostrada en el terreno representado arriba. Para detener a un terrorista que está sembrando el caos, se ordena cazarlo. El terrorista está en un territorio hostil en el extremo derecho de la flecha, escondido en una cabaña cargado (cabin laden, dice el texto para que nadie se pierda) de explosivos. El equipo Seal no dispone de helicópteros, por lo que la misión debe llevarse a cabo por tierra usando sólo vehículos terrestres. Entre la base y el objetivo hay un lago circular. ¿Cuál es la longitud del camino más corto de la base al objetivo, evitando el lago? (El centro del lago estaría en las coordenadas cartesianas (0,0) y el radio del lago es 1 unidad. La base está en (-2,0) y el objetivo en (3,0)).

Quisiera, en primer lugar, recordar que esto se publica una semana después del asalto al refugio de Bin Laden y su posterior muerte, de modo que poca duda hay de que estamos ante un evidente y urgente homenaje a su asesinato. Siempre he creído que los enunciados de los problemas tienen su propia retórica y que trasladan elementos en los que se apunta, más o menos intencionadamente, a cuestiones alejadas de la geometría. Pero, en este caso, la dosis épica inoculada al texto es tan desproporcionada, que la geométrica cuestión final se parece más a una pregunta retórica, destinada probablemente a calmar nuestro interés por los pormenores de la historia. De hecho, ese camino tan corto que se nos invita a buscar no logra apartar nuestra atención de los explosivos, ni evita que nos imaginemos a la aguerrida tropa contraviniendo hasta las reglas del problema y atravesando el lago a nado. Al lado de este comando el pobre Descartes, el de las coordenadas, parece el ridículo socio analítico.

Para quien todavía tenga algún interés en el asunto geométrico, hablaré brevemente de la solución final, si se puede utilizar con propiedad esta expresión. La idea de que hay que alcanzar cuanto antes el lago, rodear cualquiera de sus dos orillas semicirculares y salir directamente hacia el objetivo es desafortunada, retrasaría el progreso del valeroso equipo y pondría su misión en peligro. Más correcto es salir de la base siguiendo la tangente al lago circular y bordearlo después hasta tomar la tangente que nos conduce al objetivo. Basta ver la figura para darse cuenta del error. Con los datos se puede calcular la longitud de las tangentes y del segmento circular sin demasiada dificultad.



martes, 10 de mayo de 2011

Afilarse


Volverse mordaz es un fenómeno tan inesperado como estimulante. Las palabras, antes frágiles, empiezan a ser tan desgarradoras como los dientes.

lunes, 9 de mayo de 2011

Apóstoles en campaña


El tiempo ha barrido a los profetas, pero corren tiempos electorales, así que apóstoles no nos faltan. La política los mantiene en activo, o sea los mantiene. A falta de compromisos, no paran de adornarse como los encantadores, haciendo oficio en la socorrida poética de la voluntad de servicio. «La política» declara uno de ellos, sincerándose ante una docena de curiosos, «me ayuda a crecer, como persona quiero decir, y me obliga a un esfuerzo sostenido y sostenible por mi futuro en la comunidad, o sea a darme por entero, con todas las fibras de mi ser, a mis electores». Por ridícula que parezca la confesión, esta dinámica de crecimiento y autoservicio personal no está mal pagada. Un amplio sector del espectro electoral, siguiendo la huella de su apóstol, se levanta y sigue al fantasma, sin decoro alguno, para lograr como él resultados contantes y sonantes, cuyas cifras estén a la misma altura en dignidad que su desinteresada entrega.

Cuando esa empresa no prospera y la frustración hace mella, la poética apostólica muestra un registro más siniestro, el del sacrificio. Ante un mundo que no les cuadra, insoportablemente infame e injusto con sus evidentes virtudes, reclaman poco menos que sacrificios humanos y amenazan con una justicia tenebrosa. Los más adelantados invocan directamente a sagrado y reclutan tropa para la guerra santa como capitanes del bien. Tomando a sus muertos por estandarte, prefieren honrar patrias antes que proclamar su ausencia, prefieren consagrarlos como héroes antes que guiar a la justicia. Difícil será la paz para esos muertos, cuya memoria nunca encontrará el respeto de todos, viendo que de nada sirve a la paz entre los vivos.


domingo, 8 de mayo de 2011

Verde profundo


Bosque de Aintzioa (Erro) © I. Marín
Aquel es un extraño lugar, del que emana una atmósfera de sosegada quietud. La querencia del haya vieja por ese arruinado peñasco, al que con aire maternal cree proteger y cubrir, no llega a ocultar el sólido pie que la roca ofrece generosa a sus raíces, firmes en el suelo incierto y sombrío, que sirve de asiento a este encuentro antiguo y feliz. Entre dos luces reconocemos la hojarasca y también el musgo, que con sus verdes matices va dando volumen y cuerpo a ese abrazo profundo y le confiere cierta ilusión de perpetuidad. Por entrañable, el cuadro crea en su derredor un espacio acogedor, lo más parecido a un refugio, que por recóndito nos recuerda las visitas de los primeros moradores del bosque, aquellos que asombrados frente esta poderosa imagen obraron aquí su rito de fidelidad al espíritu del lugar. Aún hoy, no es fácil llegar hasta él. Sólo un secreto túnel, abierto entre los monumentales bojes, que manos piadosas mantienen desbrozado y libre de la invasión del follaje, nos trae a este rincón desde los altos prados. En ese camino, algo confuso, se entrecruzan sendas, se adivinan madrigueras y se reconocen abrevaderos; a su alrededor se extiende un dominio cerrado desde el que jabalíes, zorros y otras sombras menores nos acechan. Incluso en pleno día, la luz se filtra con dificultad y la penumbra hace los sonidos más nítidos y cercanos, aunque a ratos enrarecidos por el eco lejano del trasiego de ganado con sus voces, ladridos y esquilas.

sábado, 7 de mayo de 2011

Sombras educativas



Buena parte del tiempo que pasamos en Internet lo dedicamos a hacer preguntas a los buscadores, pero seguramente nos abochornaría ver publicada toda esa batería de preguntas, ante el temor de que pudieran adivinarse con cierta claridad nuestras zonas de sombra. Hemos llegado con el ordenador a tal grado de complicidad, que nos lleva fácilmente —a unos más que a otros, habría que decir— por encima de nuestras inhibiciones y resortes defensivos. Habría mucho de lo que hablar sobre todo eso, pero ahora sólo quiero comentar algo a propósito de la más inocente de esas oscuridades, de la ignorancia. Solemos juzgarla como un mal menor, siempre y cuando no encuentre amigos en el descuido, la zafiedad y la ostentación. Uno puede ser indulgente con las inevitables lagunas, tolerante con los primeros errores y benévolo con las inocentes incoherencias, pero se indigna cuando da con esta pregunta en un rincón de la red:
«Que decia aristoteles hacerca dialogo.... porfa rapido que tengo entrega mañana gracias?»
Hace tiempo que crucé el Rubicón ortográfico, así que no podría ser ese el motivo de escándalo. Tampoco esa llamada coloquial a los colegas, que en ese tema malamente podrían ayudarle. Creo que lo que más me ha molestado de esa prueba de ignorancia ha sido su insolente exigencia y ese descarado empeño en salvar la cabeza sin llegar a ponerla a prueba. De todas formas la sorpresa no ha acabado ahí, porque hubo un buen samaritano que enlazando media docena de párrafos de la Wikipedia le resolvió el problema, y para ponerse nota lo firmó como Dr. Johnson.


viernes, 6 de mayo de 2011

Séneca copa otro bastión


Campanarios de la abadía de Cluny
Con las primeras luces llegó Séneca a la vieja basílica al frente de sus tropas de asalto estoicas. No tardaron en ir sacando de su deleite a cada uno de los miembros del clero, a los que finalmente reunieron en la cabecera del templo. Pese a haberles dado a conocer sus pacíficas intenciones, su tono seco, junto a su aire severo y marcial, empezaron a intimidar a la comunidad. De poco sirvió su invitación a ser ejemplo de serenidad y templanza, su consejo de dar fiel testimonio de las virtudes que predicaban y su orden de mantenerse a la espera de esa señal que su corazón siempre había anhelado. Impacientes en exceso, más que tranquilizarles, tanta advertencia sembró la inquietud en el grupo, que aún seguía un poco sorprendido y plantado de pie en medio de la nave. Habría pasado una hora y seguían en poder del comando de imperturbables, cuando algunos de los clérigos, presos ya de irrefrenable y tremendo temor, fueron cayendo lentamente de rodillas, al tiempo que se golpeaban el pecho compungidos y con ostentosa afectación. Buscando desde el suelo con la mirada la tenue luz que se filtraba por la vidriera, uno de ellos inició trémulo el canto. Acompañado poco a poco por los demás a coro, las viejas estrofas se convirtieron ahora en cálida muestra de bienvenida y espontánea alabanza a la rectitud y elegancia moral de sus vigilantes invasores. Hubo entonces algún grito disconforme y movimientos extraños en la sacristía, pero inmediatamente atraparon al sacristán, cuando trataba de ganar el templo y encabezaba la resistencia llevando a aquella espesa penumbra su imponente ejército de rígidas imágenes, rodeadas de velas y cirios encendidos. Al entrar en su cuartel, encontraron incluso las hachas de cera en manos de inocentes niños encapuchados, que esperaban, como rehenes del sacristán, órdenes del clero para salir rodeados de fuego y ganarse su liberación de por vida. Aplacada con drásticas disposiciones esta infantil y desesperada tentativa, a mediodía todo parecía estar tranquilo. El clero, de pie en el coro, seguía cantando incansable y monocorde, con emoción contenida, neutra e intemporal. Sentados en los primeros bancos del templo, los niños les escuchaban embelesados, como si delante tuvieran a los ángeles dando rienda a sus sosegadas pasiones. El sacristán, sin embargo, fue obligado a empujones a subir a lo alto de la torre y quedó en ella encerrado en solitario, sin más dedicación que tañer campanas de victoria y marcar así los pasos necesarios para ir enterrando con el tiempo, en la rutina, cada uno de los sucesivos y monótonos días.

jueves, 5 de mayo de 2011

Mínima 40


Para todos fue una muerte ejemplar, asfixiado en su empalagoso discurso de despedida.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Labores de costura


Photobucket
Mecanismo del cosido automático
Antes era común ver en casa andar a nuestras madres y abuelas con telas, patrones y vestidos en la máquina de coser. Comparados con los resabiados autómatas actuales aquellos resultan hasta entrañables. Ya pasado el tiempo he empezado a ver aquellas tardes de costura como los momentos incipientes de nuestra convivencia continuada con los autómatas. De esa relación, que quedaba tan a la vista, me intriga ahora aquel estado de aislamiento al que las veía sometidas. Igual tampoco hay que buscarle mucho misterio a todo este asunto. Del lado del artefacto no hay mucho más que su tecnología, pero del otro lado acuden a mi memoria sus rostros ensimismados, con la mirada fija, como de sonámbulas. No era conveniente acercarse, era inútil también preguntarles algo, nada las levantaba de su asiento y de aquel rítmico pedal.

Para ser la simple extensión de un instrumento aquellos autómatas generaban unos estados extraños y dejaban a nuestras madres y abuelas en una suerte de trance onírico del que repentinamente salían con aire triunfal, enarbolando en la mano una falda o unos pantalones y reclamando la inmediata y definitiva aprobación de su victoria, aunque nadie sabía bien sobre qué. Pero lo del período anterior, en el que algo parecía ir gestándose, era el gran misterio. En teoría estos aparatos redimían a quienes los manejaban de tareas repetitivas y penosas, y en definitiva les liberaban. Pero nunca supe en qué mundo quedaban ellas libres con su máquina, tras volar con el pedal en aquel perpetuo vaivén. No me parece francamente que esa liberación les llevara a un estado de enajenación doméstica, ni que la monotonía de esas tareas entrañara, como algunos creen, una especie de esterilidad mental. Había una larga ausencia, cierto, pero tras ver aquellos fulgurantes regresos, uno se quedaba con la impresión de que habían nadado durante un buen rato en aguas profundas y que salían radiantes, llenas de nuevas ideas y con la imagen de extrañas y luminosas presencias aún viva.


Posdata: Mecanismo tomado de http://mytechnologyworld9.blogspot.com

martes, 3 de mayo de 2011

Directo o indirecto


Puedes ser directo o argüir escrupulosamente hasta dar con aquello que crees que quizá merece la pena decir. Puedes ir al grano o tratar de ofrecer la mejor expresión de lo que en cada momento conviene dar a conocer. Hay gente que dice lo que quiere como quien ordena con urgencia y otra que va ordenando cuidadosamente lo que quiere decir. El estilo de los primeros te llevará probablemente a cometer errores, pero nadie te los reprochará de inmediato; con el segundo quizá concluyas en grandes aciertos, pero tampoco nadie te los reconocerá de inmediato. Lo primero que destacará de tus palabras la gente, lo que sí se apreciará de inmediato en ellas, sean directas o no, no es la claridad de su lógica, sino la calidad de su intención.

lunes, 2 de mayo de 2011

Muerto o muerto


Trofeo de velociraptor (versión Jurassic Park)
Desde las antenas nos invitan a que juzguemos, un poco a bulto, si no es digno de absolución y olvido un asesinato de estado que consigue milagrosamente que, con un solo hombre menos, tengamos todos un mundo más seguro. La ecuación es tan ventajosa que parece despejar cualquier posible duda. Ahora sólo se necesita que esa cuota de sangre, por la que obtenemos un beneficio social tan solicitado electoralmente como la seguridad, no quede como un juego de contragolpes, sino que parezca un acto jurídico. Claro que, si el clamor es tan unánime y la justicia dice haber encontrado tan amplio plebiscito, ¿para qué, se preguntan, recurrir a los principios?

Frente a las cámaras, un ciudadano simbólico dictaminaba «finalmente se ha hecho justicia». Nadie duda que ha habido una acción, con más aspecto de criminal que de bélica, y que ha acarreado un acto, pero la duda más seria reside precisamente en saber si ha sido guiado por la venganza o por la justicia. Si esta distinción poco importa, bien podría ese portavoz «popular» decir que se ha consumado la venganza o, en términos más operativos, que se ha finalizado el «trabajo» o rematado la «faena». Un tono que dejaría ese acto más cerca de la justicia mafiosa, o de la divina, que de la de un estado dotado de tribunales. Así que convendría aclarar qué autoridad terrenal lo ampara, porque, si como dicen se ha hecho justicia, habrá que preguntarse dónde estaban sus jueces, cuyo mandato es hacerla o impartirla. Ya me gustaría ver a esos funcionarios demandando mañana a los de la espada redentora por intrusismo profesional, en vez de escurrirse declarando que «lamentablemente los hechos se han producido fuera del ámbito de nuestra jurisdicción».


Addenda: Hoy 3 de mayo, leo en El País como noticia de última hora: «Eric Holder, fiscal general de EE UU, sigue hablando ante la Cámara de Representantes, y da un respaldo firme a la operación que acabó con la vida de Bin Laden. Ha asegurado que fue "legal, legítima y apropiada"». Según parece, ha llegado la hora de echarle a la operación algún ropaje decoroso por encima, aunque quede como un adefesio legal.

domingo, 1 de mayo de 2011

Volatines



Durante muchos años los jilgueros —por aquí cardelinas— veían el ajetreo urbano desde jaulas colgadas en las paredes de balcones y terrazas. Para nosotros, entonces niños, el momento más esperado era el del canto. Aunque no lo escatimaban, insistíamos en azuzarles metiendo el dedillo entre los barrotes, con lo que alguna vez nos ganábamos el picotazo merecido. Son recuerdos de primavera, o mejor de verano. No recuerdo a dónde se les trasladaba al entrar el invierno, ni tampoco cuándo decayó la costumbre de tenerlos. Imagino que a los pueblos aún se acercan, pero seguro que prefieren los campos donde disfrutan de su manjar favorito, los cardos. Como ya no hay jaulas a la vista, ni servidumbres canoras, hoy nos devuelven libremente la visita en nuestras ciudades. Sé que merodean por mi plaza, un pequeño rincón herboso con árboles rodeado de enormes edificios. Acabo de ver uno, con su carilla roja, su collar blanco y la franja amarilla en el ala, inconfundible. Sería bueno saber qué le ha traído, pero como anfitrión, ante todo, agradezco entusiasmado su regreso. Sólo un ruego: ya que anda por aquí, espero que el próximo día, además de dedicarme volatines, se suba a una rama y entone alguna de sus melodías.