jueves, 31 de marzo de 2011

Breves temores y dudas


Observo con temor que, sin mejorar ni añadir más fundamento en mis entradas, su tamaño se me ha empezado a ir de las manos. La promesa de brevedad que campea en el título de este blog debería algunos días ser tomada a broma. Creí en alguna ocasión que con mi manía lapidaria estaba predestinado al Twitter; vamos, que se había inventado para mí. A día de hoy no lo he intentado. En estas cosas, además de la utilidad, miras a ver cómo puedes manejar el truco. Y no lo veo. Me imagino llegando al tope de 140 caracteres entre el cabreo y la sorpresa o, peor aún, arañando las frases para que me quepan. Con el Facebook tengo incluso más reticencias. La principal, que mi vida social es limitada y que la de los demás apenas me interesa. No sé si haría muchos amigos, tampoco sé si ahí dentro me esperan. Imaginándome como usuario, me veo frente a la pantalla como quien va al muro de las lamentaciones para ver si alguien le recuerda.

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