Son espejismos que amanecen como días, días en que contemplas el mundo pasmado, como quien está ante una obra acabada, destinada a celebrar la gloria de los viejos días, días cada vez más extraños y ajenos, atacados de esa hueca solemnidad, tan fácil de reconocer en los falsos días, días a los que crees volver para revivir y en los que sólo encuentras un sórdido retrato de lo posible, de aquellos mundos una y otra vez repetidos, que atenazan a este necesitado mundo, del que empiezas a sospechar que se ha quedado sin días.
domingo, 24 de abril de 2011
Mundo sin días
Son espejismos que amanecen como días, días en que contemplas el mundo pasmado, como quien está ante una obra acabada, destinada a celebrar la gloria de los viejos días, días cada vez más extraños y ajenos, atacados de esa hueca solemnidad, tan fácil de reconocer en los falsos días, días a los que crees volver para revivir y en los que sólo encuentras un sórdido retrato de lo posible, de aquellos mundos una y otra vez repetidos, que atenazan a este necesitado mundo, del que empiezas a sospechar que se ha quedado sin días.
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