domingo, 30 de mayo de 2010

La manopla


Entre gentes de la política se ha puesto de moda lo que ha dado en llamarse la tercera mano (no confundir con la tercera vía). Se trata de un cómodo instrumento, muy similar a los ortopédicos, de avanzado diseño, versátil, discreto y acabado en maderas nobles. Viene siendo utilizado últimamente para ordenar actuaciones, tomar en propiedad valores y suscribir contratos de cuyo contenido las otras dos manos, más retraídas, podrían avergonzarse. Tiene además una última utilidad, sumamente apreciada por los usuarios, en aquellos casos extremos en que hay que salir al paso frente a acusaciones sin fundamento y poner por los colegas una mano en el fuego. Sólo añadir que es ignífuga, una inversión, por tanto, perfectamente recuperable tras su paso por las llamas. Una vez ajustada y operativa llega a hacerse imprescindible, y hasta parece invulnerable. Existen tamaños diversos.

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