martes, 30 de noviembre de 2010

La torre Einstein


Me dicen poco las etiquetas, particularmente cuando se endosan con ligereza y sin demasiado tiento, por ejemplo acudiendo a la extracción social del autor o al talante artístico de su generación. Bastó que Erich Mendelsohn renunciara al racionalismo implícito en la recta para que se le calificara de expresionista. Sabido es que para la arquitectura clásica todas las curvas cuyo esfuerzo no se traduzca en cúpulas o arcos son consideradas más un motivo que un elemento formal, y en consecuencia una extravagancia estructural que busca sorprender algún orden expresivo que se tiene por natural. Teniendo en cuenta que este edificio lleva ya más de 80 años cumpliendo su función original como observatorio astronómico, uno intenta imaginar en qué medida se dio con su diseño licencia a una expresión formal menos natural o más allá de lo funcional y, si así fue, qué es lo que con él se expresó.

Einsteinturm, E. Mendelsohn (1917-21)
Telegrafenberg, Potsdam, Berlin
Indudablemente al contemplarlo encontramos razones para la sorpresa. Son más los edificios que parecen asentarse, como recién llegados desde el tablero de dibujo, que los que emergen animados por algún impulso subterráneo. La torre pertenece a este segundo y selecto grupo. Entre ellos los hay que brotan reclamando la atención y la comprensión del entorno, y los hay que surgen impetuosos, altivos e indiferentes a todo. Son muchas las torres que entrarían en este segundo apartado, pero no es éste el caso. Para encuadrarla en el primero habría, sin embargo, que entrar en precisiones. La clave puede ser aquí el impulso. Y con él nos dejaremos ir, aunque perdamos definitivamente pie analítico. Viéndolo imagino a la tierra buscando explicación en el universo mientras articula y proyecta su ojo inquisitivo desde ese heliostato encastillado. Si natural debe considerarse esa proyección ocular de la tierra hacia el espacio, no menos natural resultará que el edificio guardián del instrumental mantenga viva la mirada y que con su diseño le dé algún sentido como en las buenas metáforas. El acierto del diseño se suele calibrar multiplicando las vistas. En ninguna de ellas se pierde con la curvatura el equilibrio de las líneas, que componen un decidido gesto entre la protección y la acogida, un gesto muy propio entre los gigantes afables.

Uno de los croquis iniciales de Mendelsohn
Posdata: La torre Einstein es un observatorio diseñado conjuntamente por el arquitecto Erich Mendelsohn, el astrónomo Erwin Finlay Freundlich y el físico Albert Einstein. Su propósito era el estudio de la radiación solar, inicialmente con el fin de ratificar mediante observaciones directas algunas de las previsiones de la teoría de la relatividad. Su construcción se llevó a cabo entre los años 1919 y 1924.
Visión tridimensional del interior: http://www.youtube.com/watch?v=iOpPmZLrSVU


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