De nada puede valer un perfil del autor si no deja ver su intención. Si ésta no es buena ni clara, el perfil poco va a decir de él, y lo que diga nada aclarará.
Aunque no sea mío, de vez en cuando hay que salir al campo para ver cómo marcha el trigo. Esta mañana, subiendo hacia Erreniega, me he paseado por los trigales de las laderas de Galar. Las lluvias de la semana pasada creo que le han hecho al trigo mucho bien. Ese último remojón, cuando ya casi está a punto, suele dejarlo listo para empezar a cosechar. De hecho, en un corro pequeño, cerca de Arlegi y a pesar de ser domingo, ya se habían puesto a la faena. Por aquí los campos miran al norte, distribuidos por las laderas de la sierra, allí donde las pendientes se amansan. Son zonas relativamente húmedas y bien ventiladas, lo que ayuda seguramente a que en ellas crezcan unos trigales altos y densos. Lo que de ahí salga supongo que variará según el año, pero lo que traen para éste, si no se malogra lo visto, son espigas bien granadas y prietas. Antesmás hubiera cerrado diciendo «por lo menos este año no pasaremos hambre», pero por estos pagos eso ya suena a risa, salvo al dueño de esas mieses, porque prácticamente nadie mira por el campo.
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