viernes, 17 de junio de 2011

El Plan Benjamin



Espero verlo pronto en la pantalla grande con alguna estrella de relumbrón. Es una historia que nos ha sido contada a ráfagas en los boletines de noticias: aquello de la invasión de Irak y las armas de destrucción masiva. Corría entonces el año 2003. Ahora nos enteramos por la prensa de que un año después de sentar plaza militar llegó el desembarco económico. Los Angeles Times lo contaba así hace unos días: «Autoridades del Pentágono decidieron que un avión gigante Hercules C-130 podría trasladar 2.400 millones de dólares empaquetados en fajos de billetes de 100 dólares. Enviaron un primer avión cargado de dinero, seguido por otros 20 vuelos a Irak en mayo de 2004, en un traspaso de 12.000 millones de dólares en lo que las autoridades estadounidenses creen que ha sido el mayor traslado internacional de dinero de todos los tiempos».

Llegados 7 años después a los actuales tiempos de crisis, aquella riada de apetecibles benjamines (por la efigie del billete de 100) subleva la sensibilidad del contribuyente americano, que esperaba que Bush y Rumsfeld hubieran cerrado con aquel dinero un buen negocio. La factura de su aventura milito-comercial debe rondar actualmente los 61.000 millones de dólares. La oficina creada por el Congreso estadounidense para canalizar aquel dinero de choque no encuentra modo de justificar 6.600 millones de aquellos envíos y se empieza a hablar de robo a gran escala, probablemente porque se ve que no hay negocio. La cosa se desencaja un poco, o se complica del todo, cuando leo un poco más abajo que aquel primer dinero «procedía de las ventas de petróleo iraquí y fue tomado de activos y fondos excedentes iraquíes del programa 'alimentos por petróleo' de las Naciones Unidas», lo que ha dado lugar a la amenaza del gobierno iraquí de demandar a esta gente ante los tribunales internacionales.

Con tantas cifras, el asunto es un poco complejo de llevar a un guión, pero el meollo se ve claro, diáfano incluso. Así que la película llegará, no debemos perder la confianza. Lo del dinero lo veo más dudoso, pero siempre pueden mirar en Kuwait, en Dubai o por allí. No andará lejos, y menos para el largo y fornido brazo de su ley.


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