De nada puede valer un perfil del autor si no deja ver su intención. Si ésta no es buena ni clara, el perfil poco va a decir de él, y lo que diga nada aclarará.
Crees escuchar lejano el coro, pero es un clamor de vigilantes estatuas. Si es verdad que te rodean, mejor será que no intentes reconocerlas. Nadie sabe mirar como ellas, con esa terrible y contenida piedad. De este lado sólo eres otro mortal, criatura caduca de fábrica, flexible y ubicua, también sentimental, pero rigurosamente mortal. Bien poco vale tu mirada fugaz, pero quizá un simple parpadeo pudiera arrancarles lágrimas. Atrapadas en el tiempo, las estatuas miran como quien clama. Llorar sería para ellas un sueño: fundidas en un repentino flujo de piedra torrencial, buscarían nuestros emocionados ojos hasta poseernos.
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